Horacio Alejandro Micucci
1.- Bioseguridad y Epidemiología
La bioseguridad como disciplina está despertando un creciente interés.
Esto es así porque, lejos de la tradicional visión que la
limita a un mero listado de normas de trabajo (que suele ser vista por
el profesional o el técnico de la salud más como una complicación
que como una ayuda) el cumplimiento de normas de Bioseguridad se concibe
cada vez más, como un derecho de la población (que exige
la protección de las personas y del ambiente); como un derecho
de los pacientes que concurren a establecimientos sanitarios y, por último,
como un derecho de quienes trabajan en dichos establecimientos. Desde
estos ángulos la bioseguridad tiene profundas interrelaciones con
la higiene hospitalaria y el control de las infecciones nosocomiales y
con la higiene y la seguridad en el trabajo.
A menudo se ha discutido acerca de cual es el objetivo de la bioseguridad
como disciplina científica. En la concepción en que se sustenta
este artículo, el objetivo de la bioseguridad es el análisis
del accidente (o del incidente si se concibe a éste como aquel
accidente en el que no se registran lesiones físicas o síquicas)
para dictar normas, desarrollar procedimientos o promover el uso de instrumentos
que permitan evitarlos. Desde este punto de vista es una disciplina eminentemente
preventiva.
Pero debe destacarse que esta disciplina preventiva permite hacer epidemiología
del accidente ocurrido en la manipulación de material biológico.
Como se sabe la epidemiología se diferencia de las disciplinas
clínicas en que, mientras que las últimas se dedican a la
enfermedad en individuos, la primera se ocupa de la salud de poblaciones.
En efecto, podemos definir a la epidemiología (en un sentido amplio)
como la ciencia que estudia:
• la distribución de un fenómeno sanitario
(no sólo la enfermedad aguda o crónica, infecciosa o no)
entre distintos grupos sociales,
n para buscar las causas de esa distribución,
n e incidir en ella en sentido deseado
Desde este punto de vista, que ya no pone el acento exclusivo
en la enfermedad sino en los procesos de salud-enfermedad-atención,
se redefine la epidemiología como la ciencia que se ocupa de la
salud y la enfermedad en grupos poblacionales, así como de los
factores (incluyendo los servicios de salud) que las determinan.
Con este concepto epidemiológico, que no se restringe a la enfermedad,
pueden estudiarse distintos fenómenos sanitarios como, por ejemplo,
el consumo de medicamentos, la accesibilidad económica, geográfica
y cultural a la atención sanitaria (Epidemiología aplicada
al diseño de sistemas de salud) y, en el caso que nos ocupa, al
accidente en el manejo de material biológico. En este caso Bioseguridad
es epidemiología del accidente.
2.- Condiciones de trabajo y Bioseguridad
La adopción de la concepción descripta tiene particular
importancia. Se ha dicho que “...Si se toma la epidemiología
como guía, la política sanitaria se basará en la
prevención. ...“. Efectivamente al aplicar el método
epidemiológico al análisis del accidente se hace posible
sacar conclusiones preventivas. Así la Bioseguridad se convierte
en una estrategia sistemática de reducción de accidentes
en el manejo de material biológico que se basa en:
n registrar cada accidente: incluyendo todos los detalles del mismo, sus
causas inmediatas, las características de sus actores, la historia
de los mismos
• efectuar una evaluación realista de los riesgos: en base
al análisis de los datos anteriores
• usar el método epidemiológico, para sacar conclusiones
preventivas, observando quién se accidenta, dónde se accidenta
y cuándo se accidenta, usando así la famosa tríada
epidemiológica: Persona, lugar, momento, y de esta manera ubicar
y actuar sobre las razones o determinantes de esa distribución
del personal accidentado.
Cuando analizamos de esta manera los accidentes pronto advertimos que
no se trata de un trabajador de la salud en general, sino que debemos
analizar qué tareas realiza, las condiciones en que trabaja (espacio
y tiempo), si dispone o no de material de protección adecuado,
si lo usa o no y los respectivos porqué. En este punto la conocida
tríada epidemiológica: Persona, lugar, momento, es de indubitable
utilidad para el análisis de lo ocurrido y la corrección
de las causas. Muchas veces aparecerán motivos aparentemente alejados
del hecho: deficiencias presupuestarias que no permiten la adquisición
de elementos protectores adecuados, excesivas horas de trabajo con la
consiguiente pérdida de atención, falta de planes de entrenamiento
del personal, etc.
Es frecuente en la seguridad en el trabajo, observar concepciones que
atribuyen exclusivamente la “culpa del accidente” al personal
involucrado en el mismo, por reticencias en el cumplimiento de medidas
de seguridad, por desidia, etc. Aunque esto suele ocurrir, el punto de
vista mencionado frecuentemente, como se ha dicho, oculta causas más
profundas ligadas a las condiciones de trabajo del operador, que a su
vez se relacionan con razones presupuestarias o de costo empresario, en
el cual la mano de obra suele ser el insumo más barato.
Volviendo al accidente ocurrido en la manipulación de material
biológico, debe decirse que las condiciones de trabajo son un aspecto
principal a considerar cuando se trata de prevención del mismo.
Dicho de otra manera, no puede haber bioseguridad sin condiciones adecuadas
de trabajo con remuneraciones justas. Más aún, las adecuadas
condiciones de trabajo en la manipulación de material biológico
constituyen la bioseguridad.
3.- Acto inseguro y condición insegura de
trabajo
Investigadores del tema han efectuado estudios críticos referentes
al real significado de los actos inseguros (operación incorrecta
efectuada por el operador) y las condiciones inseguras de trabajo como
causa de accidentes laborales en casos de riesgos químicos y físicos.
Estas investigaciones son importantes por su analogía con casos
de accidentes que involucran material biológico. El primer elemento
que se advierte es que a menudo no es correcto atribuir la causa del accidente
al acto inseguro del operador. En realidad, en numerosos casos, el acto
inseguro enmascara situaciones en que la causal del accidente son las
condiciones inadecuadas de trabajo.
Si se investiga minuciosamente, detrás del acto inseguro o incorrecto
del operador suelen aparecer malas condiciones de trabajo: jornadas prolongadas,
altos ritmos de trabajo, carencia de elementos de protección o
su existencia en número limitado que lleva al trabajador a desarrollar
una conducta de “ahorro” de tales elementos ya sea restringiendo
su uso a determinados pacientes o a determinadas situaciones, etc. Muchas
veces los bajos salarios u honorarios llevan a tener varios empleos que,
sumados, superan largamente el máximo de horas para desarrollar
operaciones de riesgo.
Todas las circunstancias que se han mencionado, conducen al trabajador
de salud a una situación de fatiga que induce al acto inseguro
o incorrecto. En un trabajo del Centro de Estudios Avanzados de la Universidad
de Buenos Aires, un técnico de laboratorio encuestado responde:
“No se toma la pipeta igual a las 8 de la mañana que a las
8 del día siguiente”. A su vez un bioquímico responde:
“El no estar lúcido induce a cualquier error”.
Es frecuente que detrás del acto inseguro esté la carencia
de planes de capacitación. Pero es bueno destacar que, aunque a
veces existen esos planes de capacitación, suelen ser formales
y muy cuidadosamente alejados de las condiciones de trabajo que el trabajador
tiene derecho a exigir. En el caso de profesionales que ejercen de manera
independiente, son ellos mismos los que, ante las bajas retribuciones
que reciben, “eligen” ahorrar en bioseguridad autoinduciéndose
al “acto inseguro”. En realidad, la situación económica
los fuerza a esa elección. De lo anterior surge que la limitación
de las horas de trabajo en operaciones de riesgo biológico debe
coexistir con ingresos adecuados que permitan vivir dignamente con menos
horas de labor.
4.- “Ideología del acto inseguro”
Se ha afirmado en los casos de accidentes ligados al riesgo químico
y físico que, a pesar de la magnitud numérica de los mismos,
todavía no son reconocidos como un problema social importante sino
que se consideran una tragedia individual, un riesgo inherente a la labor
que se desarrolla, que a alguien debe ocurrirle. Esta situación
ha sido denominada “ideología del acto inseguro” por
la cual se “culpabiliza” a las víctimas del accidente
que, por lo general, cuando son entrevistados, se autorreconocen como
culpables del accidente por un descuido en la aplicación de normas
de seguridad. La mencionada “ideología del acto inseguro”
que define al accidente como un hecho individual y aislado, se basa en
dos elementos:
1 la acusación de imprudencia del trabajador (“imprudencia
temeraria”),
2 la inevitabilidad de los siniestros (el argumento del
fatalismo o del riesgo intrínseco a la labor desarrollada)
Se escucha a menudo atribuir los accidentes a las características
personales del accidentado. O a una “falla humana” del mismo.
La “falla humana” sólo suele describir el acontecimiento
inmediatamente anterior al accidente. Pero ahondar en la multicausalidad
del accidente, para hacer epidemiología del mismo y prevenirlo,
obliga a no quedarse allí. Por ejemplo, si la falla humana está
ligada a la fatiga, debe decirse que esta fatiga es parte de condiciones
laborales que implican demasiadas horas de trabajo.
La definición de accidente como resultado de un acto fortuito que
provoca una lesión física o síquica, tiene mucho
de lo expresado. En cambio, la definición que dice que el accidente
es el resultado de condiciones de trabajo que se degradan progresivamente,
luego más rápidamente, para desembocar en una lesión,
se centra en el contexto laboral del trabajador. Y es imprescindible destacar
que este contexto es todo aquello que gira en torno al trabajo desde el
punto de vista de su incidencia en las personas que trabajan allí,
incluida su remuneración, ya sea en forma de salario o arancel.
5.- La retribución económica y el
riesgo en el trabajo
Por último, es preciso efectuar una aclaración, respecto
a la necesidad de un ingreso o salario adecuado a la tarea de riesgo.
Esto no debe interpretarse como que se retribuye el riesgo con dinero,
sino que se paga lo necesario para que se pueda vivir con dignidad trabajando
una menor cantidad de horas, lo que es acorde con las condiciones de trabajo
de riesgo, para no tener una fatiga que induzca al error o acto inseguro.
No significa de ninguna manera apoyar la monetarización del riesgo
o del daño a la salud del operador que, en realidad transfiere
al trabajador las consecuencias del accidente. El centro debe ponerse
en la prevención del accidente y no en el monto indemnizatorio
pagado al accidentado, por lo general insuficiente, y que no contempla
las repercusiones en la vida de la víctima. En efecto, es frecuente
el ocultamiento del accidente por parte del accidentado dado que, si queda
en una situación de incapacidad parcial o total, la indemnización
que logra no contempla la situación de paria laboral en la que
el trabajador suele sumirse.
La labor preventiva debe hacerse mediante medidas de protección
colectiva, a diferencia de las de carácter individual que predominan
en el presente. En tal sentido los Comités de Bioseguridad, que
se postulan habitualmente en los ámbitos sanitarios, deben ser
una forma en que el trabajador de la salud controle sus condiciones de
trabajo y no una carga más en sus tareas diarias, como suelen serlo
en la actualidad. Para ello la ampliación de sus facultades en
el control de las formas y horas de trabajo, el tipo de procedimientos
a ejecutar y los medios con los que se efectúan son una condición
ineludible. Más que un control policial sobre el operador deben
ser un control del operador sobre sus condiciones de trabajo y sobre las
conducciones que las deciden.
Desde ya, la exigencia de un presupuesto que incluya
ingresos dignos para el operador de material biológico y condiciones
de trabajo adecuadas será inevitable si realmente se quieren cumplir
normas de bioseguridad.
Fundación
Bioquímica Argentina  |