Introducción
La Enfermedad Celíaca es una enfermedad inflamatoria de la
mucosa intestinal de base inmunológica debida a una intolerancia
al gluten en individuos genéticamente predispuestos.
Aunque la enfermedad debuta usualmente en niños, un porcentaje
significativo de casos se diagnostica en la adolescencia o en edades más
avanzadas. En estos casos, presumiblemente, la enfermedad está
presente desde la infancia pero con síntomas mínimos o ausentes
que no permiten el diagnóstico. En general es una enfermedad subdiagnosticada,
especialmente en adultos, y se considera que puede afectar entre el 1
y 2% de la población general.
Ya a finales de la década del 80, se relacionó la Enfermedad
Celíaca con los genes del sistema HLA, estableciéndose una
asociación primaria entre la enfermedad y el heterodímero
constituido por los alelos HLA-DQ2 (DQA1*0501 y DQB1*0201). Se estima
que el 95% de los celíacos presentan dicho haplotipo. Recientemente
se ha descripto que los celíacos DQ2 negativos presentan el haplotipo
HLA-DQ8 (DQA1*0301 y DQB1*0302).
Así pues, la identificación de los alelos de estos haplotipos
determina una población de riesgo para la Enfermedad Celíaca.
La Enfermedad Celíaca fue descripta por primera
vez en niños en 1888; recién en 1940 el pediatra holandés
Dicke la relacionó con la ingesta de gluten. Más tarde se
reconocería también en adultos.
Se define como una intolerancia permanente a determinadas proteínas
presentes en el gluten del trigo, cebada, centeno y avena. La ingesta
de estas proteínas induce lesiones en la mucosa intestinal que
varían con el estadío evolutivo de la enfermedad.
Epidemiología
La prevalencia de esta patología es difícil de asegurar
debido a que muchos pacientes padecen síntomas atípicos.
Existe una alta incidencia en Europa y por lo tanto en los países
que recibieron inmigraciones europeas, pero también se la encuentra,
aunque en una menor proporción, en países de Asia y Africa.
Estas diferencias de incidencia (1:100 a 1:5000) no siempre pueden adjudicarse
a diferencias genéticas o ambientales, ya que parecen reducirse
en gran medida cuando se aplican políticas activas de pesquisa
de la enfermedad. Esto ha tomado gran relevancia en los últimos
años debido a un mejor conocimiento del amplio espectro clínico
y a la disponibilidad de marcadores bioquímicos que permiten establecer
una sospecha diagnóstica aun en pacientes mono o asintomáticos.
La Enfermedad Celíaca es una de las principales causas de malabsorción
en los países desarrollados.
En nuestro país se calcula que afecta entre el 1 y 2% de la población
general.
Manifestaciones Clínicas
La Enfermedad Celíaca, también conocida como enteropatía
sensible al gluten, está caracterizada por un proceso de malabsorción
resultante de una injuria inflamatoria a la mucosa del intestino delgado
luego de la ingestión de gluten de trigo o proteínas similares
de centeno, cebada y avena.
La enfermedad puede manifestarse a cualquier edad a partir de la incorporación
del gluten a la dieta de forma muy variada, con manifestaciones tanto
intestinales como extra-intestinales, que van desde malabsorción
de alimentos, diarrea y la falta de crecimiento y desarrollo en su forma
típica en niños hasta cuadros de anemia, neurológicos
y osteoporosis en adultos.
Generalmente los primeros síntomas ocurren en la niñez,
edad en la que es muy importante su detección para instaurar el
tratamiento específico, pero si no tiene una presentación
evidente, estos síntomas pueden disminuir o incluso hasta desaparecer
en la etapa de la adolescencia, y reaparecer luego de la tercera o cuarta
década aunque a veces no se manifiesta hasta después de
los 50 ó 60 años.
1. Enfermedad Celíaca en niños
Clásicamente, los niños que se diagnostican con Enfermedad
Celíaca, presentan entre los 4 meses y 2 años de edad falta
de crecimiento y diarreas; sin embargo, algunos pueden padecer de constipación
y distensión abdominal; los vómitos suelen ser frecuentes
en esta edad.
El comienzo de los síntomas es muy gradual y se manifiestan con
la incorporación de cereales a la dieta. Primero disminuye la velocidad
de ganancia de peso y desarrollo, para luego experimentar pérdida
ponderal.
Los pacientes con Enfermedad Celíaca severa no tratada generalmente
presentan dolores abdominales recurrentes, hipertransaminasemia, baja
estatura, desarrollo puberal tardío, anemia con deficiencia en
hierro y folato. Otras manifestaciones frecuentes son estomatitis, artralgias,
defectos en el esmalte dental y pueden tener problemas de conducta, irritabilidad
y depresión
No es común observar la enfermedad en niños mayores o adolescentes
que no padecen trastornos de malabsorción.
 |
Microfotografía
A |
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Microfotografía B |
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Microfotografía C |
2. Enfermedad Celíaca
en adultos
Cada vez es más frecuente el diagnóstico de Enfermedad Celíaca
en adultos. Aproximadamente el 20% de los casos diagnosticados corresponden
a personas mayores de 60 años. Generalmente algunos de estos pacientes
hacen referencia a trastornos vividos en la infancia; sin embargo, hay
otros que carecen totalmente de síntomas históricos, lo
que hace sospechar que la enfermedad se produjo en la adultez.
Es frecuente que se presenten síntomas durante el embarazo o en
el período inmediato al post-parto.
Las manifestaciones más frecuentes son dolor abdominal, diarrea
y pérdida de peso. Comúnmente se confunde el diagnóstico
con síndrome de intestino irritable.
Con la cronicidad de los síntomas y el progreso de la malabsorción
a consecuencia de la enteropatía, se hacen evidentes las manifestaciones
extra-intestinales como anemia hierro-deficiente y, generalmente, macrocítica
por el déficit de folato, trastornos en la coagulación (déficit
en vitamina K), problemas óseos, como propensión a fracturas
por déficit de vitamina D, produciendo también hipocalcemia
y valores de fosfatasa alcalina elevados. También es frecuente
el hallazgo de problemas de fertilidad, síndromes psiquiátricos
y neurológicos.
En los pacientes celíacos que reciben una dieta con gluten, existe
un aumento de 20 a 120 veces del riesgo de linfoma asociado a la Enfermedad
Celíaca.
Si el paciente mantiene una dieta libre de gluten por más de 5
años este riesgo disminuye a los niveles de la población
en general.
Se ha establecido como mecanismo hereditario
un modelo multifactorial que implica tanto a factores genéticos
e inmunológicos como ambientales.
La Enfermedad Celíaca resulta de una respuesta inmunológica
inadecuada mediada por células contra el gluten ingerido por personas
genéticamente predispuestas.
El cuadro microscópico característico consta, esencialmente,
de atrofia de las vellosidades intestinales con daño en las células
epiteliales y respuesta inflamatoria crónica (microfotografía
A); pero, en estadíos iniciales, los hallazgos microscópicos
pueden limitarse a un infiltrado en la mucosa intestinal de linfocitos
(microfotografía B). Este incremento de linfocitos T intraepiteliales
produce la hiperplasia de las criptas y la atrofia de las vellosidades
intestinales. La microfotografía C muestra la mucosa intestinal
normal.
La Enfermedad Celíaca, como otras patologías de base autoinmune,
presenta una fuerte asociación con diferentes alelos de las moléculas
del sistema HLA clase II.
Estas moléculas de glicoproteínas se encuentran tapizando
todas las membranas de las células plasmáticas. Los genes
que codifican para cada una de las cadenas se expresan en forma codominante,
es decir ambos alelos tienen expresión en la misma molécula
(heterodímeros).
Estudios realizados a nivel molecular indican que la Enfermedad Celíaca
está asociada, con muy pocas excepciones, a los individuos que
expresan el heterodímero HLA-DQ2 (A1*0501/B1*0201) en alrededor
del 95% de los pacientes celíacos. Recientemente se ha demostrado
que los pacientes que son negativos para DQ2 presentan el heterodímero
DQ8. Esto se correlaciona perfectamente con la evidencia que la Enfermedad
Celíaca en una enfermedad inmune mediada por células T.
FISIOPATOLOGÍA
Presentaciones Clínicas
de la Enfermedad Celíaca
|
Presentaciones comunes |
Presentaciones poco frecuentes |
Patologías asociadas |
Adultos
Anemia
Diarrea
Dolor abdominal Niños
Diarrea
Falta de crecimiento
Dolor abdominal
|
Baja estatura
Retraso madurativo
Esteatorrea
Osteopenia
Osteoporosis
Hipoplasia del esmalte dental
Deficiencia de Vit. K
Artralgias o artropatías
Polineuropatía
Ataxia
Infertilidad
Abortos recurrentes
Ansiedad
Depresión |
Dermatitis herpetiforme
Déficit de IgA
Diabetes tipo I
Tiroiditis autoinmune
Nefropatía a IgA
Sarcoidosis
Fibrosis Quística
Hepatitis autoinmune
Lupus
Vasculitis
Polimiositis
Miastenia
Esquizofrenia |
Es común encontrar células T gluten-específicas
en las biopsias de intestino de los pacientes celíacos. Sin excepciones,
estas células responden a péptidos derivados del gluten
unidos a moléculas HLA-DQ2 y HLA-DQ8 y producen interferón-ã,
el cual, se presume, induce el daño tisular.
En el año 2002 Shan identificó un péptido modificado
que, probablemente, inicia la enfermedad.
Esta modificación está mediada por la enzima transglutaminasa
que se expresa en la capa subepitelial del intestino y desamina los residuos
glutamina de la gliadina produciendo ácido glutámico. La
presencia de estos residuos modificados ayuda a explicar la correlación
entre la Enfermedad Celíaca y las moléculas HLA-DQ 2/8 ya
que éstas unen preferentemente péptidos con carga negativa
e inducen la respuesta de las células T.
La presencia de autoanticuerpos endomisiales es otro marcador de la enfermedad
y se ha identificado a la transglutaminasa tisular como el target para
este anticuerpo.
Conclusión
En la década pasada, numerosos estudios epidemiológicos
que utilizaron determinaciones serológicas específicas demostraron
que la Enfermedad Celíaca es una de las patologías crónicas
más comunes. La presentación clínica es muy variable
pudiendo ser una enfermedad silente y permanecer sin diagnóstico
y, por lo tanto, producir complicaciones en el largo plazo como osteoporosis,
infertilidad y algunos tipos de neoplasias.
La identificación de los alelos permite diferenciar los individuos
que pueden ser considerados de alto riesgo para la Enfermedad Celíaca,
y junto con las pruebas sexológicas, es muy útil para la
detección precoz de la enfermedad, evitando el déficit nutricional
secundario a la malabsorción y el desarrollo de otras patologías
asociadas. También provee un parámetro para el diagnóstico
de esta enfermedad, particularmente en los casos donde se presenta ambigüedad
de resultados histológicos o serológicos.
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