Acta Bioquímica Clínica Latinoamericana

El Comité de Redacción de Acta Bioquímica Clínica Latinoamericana ha seleccionado este artículo publicado en la revista “Ciencia Hoy” (Volumen 10, n.º 58, agosto-septiembre 2000) para su difusión a través de FABA Informa.

La glicación de lasproteínas y su participación en enfermedades humanas

PARTE I


F. Luis González Flecha, Pablo R. Castello, Juan J. Gagliardino* y Juan Pablo F.C. Rossi
Instituto de Química y Fisicoquímica Biológicas, UBA – CONICET *Centro de Endocrinología Experimental y Aplicada, UNLP – CONICET


La unión de azúcares reductores a las proteínas a través de la llamada reacción de glucosilación no enzimática o glicación puede producir alteraciones en estas últimas. El proceso tiene lugar en etapas sucesivas: las iniciales son rápidas y reversibles mientras que las finales son lentas e irreversibles. Se cree que ambas están implicadas en el envejecimiento celular y en el desarrollo de complicaciones crónicas de la diabetes.

Los azúcares reductores (así denominados porque son oxidados fácilmente por otras sustancias) son aquellos que poseen un grupo químico llamado carbonilo (ver figura 1) que tiene una alta reactividad. La unión de estos azúcares (glucosilación) a proteínas tiene lugar a través de una reacción tradicionalmente denominada reacción de Maillard y, más recientemente, glicación.
Este proceso ha sido estudiado sistemáticamente desde hace unos cien años debido a que se lo ha aplicado en la industria alimentaria para mejorar el aspecto y el sabor de algunos alimentos (por ejemplo en la elaboración del dulce de leche) y porque constituye un factor importante de la pérdida de valor nutritivo durante los tratamientos térmicos prolongados.


Por más de 50 años, el avance en la comprensión del mecanismo químico de la glicación estuvo directamente vinculado con la ciencia y la tecnología alimentarias. Su importancia fisiológica se puso de manifiesto a partir del descubrimiento de que parte de la hemoglobina en la sangre de individuos sanos está glucosilada (combinada con el azúcar glucosa) y de que el nivel de glucosilación es mayor en pacientes diabéticos.
En la glicación participan el grupo carbonilo de los azúcares reductores (figura 1) y los grupos amino primarios de los residuos de aminoácidos que forman las proteínas (figura 2) y no intervienen enzimas (ver recuadro ). En la reacción se pueden distinguir tres etapas sucesivas

1. Inicialmente se produce la asociación del azúcar con la proteína, formando un compuesto denominado base de Schiff (reacción A en la figura 3) que resulta de la adición del grupo amino de la proteína al grupo carbonilo del azúcar. Estos compuestos sólo son estables por un corto tiempo.

2. Luego se inicia un proceso de reordenamiento de los enlaces químicos, que da lugar a un producto más estable denominado genéricamente producto de Amadori (reacción B en la figura 3). Como puede apreciarse en la figura, dicho producto aún posee un grupo carbonilo con capacidad de seguir reaccionando con grupos amino.

3. Finalmente el compuesto de Amadori sufre una serie de complicadas transformaciones que conducen a la formación de productos denominados genéricamente productos de glucosilación avanzada o AGE (acrónimo de Advanced Glycosylation End-products), que generalmente son coloreados y/o fluorescentes (reacción C en la figura 3). El mecanismo de estas reacciones no se conoce con detalle, aunque se sabe que involucran complejos reordenamientos intramoleculares y que, en algunos casos, la asociación entre varios de estos compuestos da lugar al entrecruzamiento entre proteínas o entre distintas zonas de la misma proteína.

La aparición de los compuestos que caracterizan las tres etapas de la glicación, depende de la concentración de azúcares reductores y del tiempo de exposición de la proteína a los mismos. En el organismo las proteínas están continuamente sintetizándose y destruyéndose, proceso que se conoce como recambio. El nivel de una proteína se mantiene constante porque su degradación y su síntesis transcurren a la misma velocidad. La velocidad de recambio determina la llamada vida media de la proteína, esto es, el tiempo en el que tarda en degradarse (o reemplazarse por nueva proteína) la mitad de ella. Cuando el recambio es rápido, la vida media es corta y la proteína que está en contacto con la glucosa vive solo lo suficiente como para permitir que se produzcan las etapas iniciales de la glucosilación, esto es, la formación de la base de Schiff y eventualmente del producto de Amadori. En cambio, cuando la proteína tiene una vida media larga hay tiempo para que se formen los productos de glucosilación avanzada. Como se mostrará mas abajo, una proteína de recambio lento puede comportarse como una de recambio rápido si la célula en la que está ubicada es de corta vida.
 La formación de la base de Schiff llega al equilibrio en unas pocas horas, mientras que los productos de Amadori, alcanzan equilibrio entre las dos y las cuatro semanas. Ambas reacciones son reversibles y sucesivas.En consecuencia, de acuerdo con el tiempo de evolución de un sistema en particular, predominará la base de Schiff (cuando el tiempo es de horas) o el producto de Amadori (cuando el tiempo es de días). En ambas condiciones la interrupción del contacto de la glucosa con la proteína producirá la reversión completa de las reacciones con la desaparición de la base de Schiff y/o del producto de Amadori.
Por el contrario, la formación de AGEs no solo es lenta sino que también es irreversible, de modo que los AGEs no desaparecen eliminando el azúcar del medio.
El aislamiento y la identificación química de los AGEs ha sido difícil dada su heterogeneidad e inestabilidad. A través de ensayos de glicación in vitro, se han podido aislar e identificar unos pocos AGEs cuyas estructuras generales se representan en la figura 3C. A partir de estos AGEs fue posible la obtención de anticuerpos que los reconocen específicamente, con los cuales se pudo confirmar la presencia de estructuras similares in vivo.

Las especies que reaccionan durante la Glucosilación

Dado que la glucosa es el azúcar reductor más abundante en el organismo, es generalmente el considerado en las reacciones de glucosilación no enzimática de interés biológico. Esto no debe hacer perder de vista que cualquier azúcar que posea un grupo carbonilo libre puede reaccionar con los grupos amino de las proteínas para formar bases de Schiff. La reactividad de los distintos azúcares está dada por la disponibilidad de su grupo carbonilo. Como lo muestra la figura 1 del texto central, los azúcares existen en forma abierta o extendida que es la que tiene el grupo carbonilo, en equilibrio con por lo menos dos formas cerradas en anillo (anómeros cíclicos) en las que el grupo carbonilo ha desaparecido. El equilibrio está muy desplazado hacia las formas cerradas; por ejemplo, en medios fisiológicos la glucosa abierta representa solo el 0,002% del total. En 1953, el grupo de Aaron Katchalsky, en el entonces recientemente creado Instituto Weizmann (véase Ciencia Hoy, 26: 53-56, 1994) de Israel, demostró que existe una correlación entre la velocidad de la reacción de glicación y la proporción de la forma abierta de cada azúcar. De hecho, cuando los azúcares están asociados con el fosfato, fenómeno que sucede en el interior celular como parte del metabolismo, poseen mayor capacidad glucosilante debido a que la asociación con fosfato aumenta la proporción de dichos azúcares que está en la forma carbonílica (abierta). Las proteínas están constituidas por cadenas no ramificadas de aminoácidos. Si bien 21 aminoácidos diferentes participan en la formación de proteínas, todos comparten un grupo amino primario y un grupo carboxilo contiguo a él. Las diferencias entre aminoácidos están dadas por su cadena lateral que es característica de cada uno de ellos (la cadena lateral está indicada como R en la figura 2 del texto central). Para formar las proteínas, los aminoácidos se enlazan entre sí por la reacción entre el grupo carboxilo de uno de ellos con el grupo amino de otro. Esto da lugar a la formación del denominado enlace peptídico (ver figura 2 del texto central). Por cada enlace peptídico formado se pierde un grupo amino y un grupo carboxilo. En consecuencia, una vez formada una proteína, solo quedará libre el grupo amino primario del aminoácido presente en uno de los extremos de la proteína (grupo amino terminal) y el carboxilo presente en el otro extremo (grupo carboxilo terminal). Los aminoácidos lisina y arginina cuyas cadenas laterales se muestran en la figura 2 del texto central, poseen en ellas grupos amino que al no participar en la unión peptídica persisten en la proteína y son capaces de reaccionar con los azúcares reductores. En la glucosilación no enzimática el grupo amino terminal es el más reactivo, seguido por los grupos amino primarios de la cadena lateral de los residuos de lisina, siendo mucho menor la reactividad de los grupos guanidinio de los residuos de arginina. No todos los grupos de una proteína capaces de reaccionar con el grupo carbonilo de los azúcares lo hacen, algunos pueden estar ocultos en la estructura tridimensional de la proteína de modo tal que las moléculas de los azúcares no pueden aproximárseles. Además, el entorno de la proteína donde se encuentra cada grupo condiciona localmente su capacidad para reaccionar con el grupo carbonilo de los azúcares. La accesibilidad y la capacidad de reacción determinan que, cuando una proteína reacciona con un azúcar, solo algunas de las cadenas laterales de sus residuos de lisina y arginina participarán directamente en esta reacción.

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