Científicos de la UNAM
Descubren una molécula clave para combatir el mal de Chagas
El hallazgo es el resultado de una investigación básica de la bioquímica del Trypanosoma cruzi. Lograron obtener una molécula que actúa inhibiendo una enzima de la vía glicolítica del parásito que no afectaría a su par humana.
Dr. Ruy E. Pérez Montfort,
investigador de la UNAM
-Por Ana María Pertierra
Integrantes del Instituto de Fisiología Celular de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) han publicado recientemente en la edición electrónica del PLoS Neglected Tropical Disease un hallazgo que sería crucial para el desarrollo de nuevos fármacos destinados a atacar al parásito Trypanosoma cruzi.
En comunicación por correo electrónico con Faba-Informa el doctor Ruy Pérez Montfort, uno de los investigadores del equipo mexicano, explicó cuál fue el objetivo principal de este estudio que les ha demandado cinco años de experimentación. “En nuestro trabajo buscamos inhibir completamente a la enzima triosafosfato isomerasa del parásito sin inhibir, o inhibiendo muy poco, la misma enzima en el humano”.
Para el investigador, este principio de la inhibición especie-específica de la triosafosfato isomerasa, así como de otras enzimas de la vía glicolítica de Trypanosoma cruzi, representa una posibilidad real para el eventual desarrollo de un nuevo tipo de fármacos que podrían utilizarse en el tratamiento de la enfermedad de Chagas.
El estudio estructural de esta enzima glicolítica abre el camino hacia nuevas estrategias terapéuticas. “Nuestro trabajo revela que, debido a un grado de conservación relativamente bajo de la secuencia de aminoácidos en el curso de la evolución, la interfase de proteínas oligoméricas, como la triosafosfato isomerasa, es un buen blanco para tratar de encontrar moléculas pequeñas que interactúen con esa interfase y afecten la función de la proteína”, explicó a Faba-Informa.
Empeñados en la tarea de aportar conocimiento útil en la lucha contra una enfermedad que afecta a alrededor de 18 millones de personas en el mundo, hace 14 años que los grupos de investigación del los doctores Ruy Pérez Montfort y Armando Gómez-Puyou se están dedicando al tema.
Mediante técnicas de la biología molecular aplicadas a la clonación, expresión y mutagénesis dirigida, y de purificación de proteínas, cristalización de enzimas puras y estudios por cristalografía de rayos X; así como también a través de procesos de la química orgánica de síntesis de compuestos pequeños que cumplieran su rol de inhibidores, los científicos mexicanos lograron descifrar la estructura homodimérica de la enzima en estudio y consiguieron bloquear su actividad mediante una molécula – la ditiodianilina (DTDA)– que actuando en la interfase de los dos dímeros constitutivos de la enzima afecta la producción de ATP y de ese modo produce la muerte del parásito.
Para demostrar la eficacia del inhibidor de la vía glicolítica, los científicos hicieron cultivos de células de mamíferos y de Trypanosoma cruzi, transformaron cepas de Escherichia coli carentes de triosafosfato isomerasa con la enzima del parásito y desarrollaron un modelo de enfermedad de Chagas en ratones infectándolos con el parásito.
El estudio, que fue financiado por el Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación e Innovación Tecnológica de la UNAM y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de México, tuvo muy buenas repercusiones en la comunidad científica internacional. “Algunos grupos de investigación en otros países y en México están adoptando estrategias similares a la nuestra para encontrar inhibidores especie-específicos de las triosafosfato isomerasas de otros parásitos”, concluyó Pérez Montfort.
Tratamientos tóxicos
La enfermedad de Chagas, producida por el parásito Trypanosoma cruzi que se trasmite al hombre mediante el vector Triatoma infestans, puede tener como única manifestación inicial el edema palpebral unilateral que después de varios días desaparece en forma espontánea. Pero muchos años después se manifiestan los problemas cardiacos cuando los parásitos invaden las células del corazón haciéndole perder su funcionalidad y llevando a la muerte del paciente. Asimismo pueden afectar a otros órganos como el esófago o el colon.
Si bien uno de los mayores desafíos de las políticas sanitarias de los países afectados, principalmente Latinoamérica, es la erradicación del vector, la vinchuca o chinche besucona, uno de los grandes problemas para combatir la enfermedad es que la mayor parte de los fármacos utilizados son tóxicos para los pacientes. En algunos casos, los efectos secundarios pueden ser graves e incluso mortales. Además, como señalan los especialistas, para la fase crónica de la enfermedad que puede durar años, prácticamente no hay medicación.
Es por ello que muchas líneas de investigación en el mundo buscan caminos alternativos a las terapias tradicionales, poco efectivas. Una de ellas ha sido el desarrollo hecho por los científicos de la UNAM con resultados muy promisorio para aplicaciones terapéuticas futuras.
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