Se
profundiza el malestar
con la medicina prepaga
La irrisoria mejora que la mayoría de
esas empresas han dispuesto para los bioquímicos bonaerenses
hace que se generalice el descontento y que además, en algunos
sectores de la Provincia ya comiencen a evidenciarse problemas en
las prestaciones.
La relación contractual entre los bioquímicos bonaerenses
representados por FABA y las empresas de medicina prepaga en general,
está llegando a un punto de máxima tensión:
En ese marco, la actual controversia arancelaria frente al encubierto
aumento de lo que esas compañías cobran a sus asociados
y que el gobierno nacional ha bendecido so pretexto de no disparar
aún más del gatillo inflacionario, es sólo,
por ahora, el corolario de una negativa historia que se remonta
a 1991.
Los actuales incrementos reales de estas empresas son del veinte
por ciento o más. Las que tienen convenios con la Federación
Bioquímica, entre ellas, Galeno, Swiss Medical y Osde, entre
otras, nos han hecho llegar propuestas de incrementos arancelarios
que resultan irrisorios cuanto menos. Sólo hay que compararlos
con los aranceles que, a pesar de numerosas idas y vueltas y largas
negociaciones, están pagando a los bioquímicos bonaerenses
no pocas obras sociales de origen sindical.
Virtualmente son los mismos valores, sólo que las prepagas,
en algunos casos, tienen planes familiares por los que cobran una
cuota mensual que ronda los 800 pesos.
Pero se dice que la actual situación es tal vez el capítulo
más fuerte de una novela que se inició hace 16 años,
durante los cuales estas empresas, en algunos casos duplicaron y
hasta triplicaron el valor de las cuotas manteniendo, al mismo tiempo,
virtualmente congelados los aranceles bioquímicos.
Lo de ahora no es más de lo mismo. Es peor, porque esta maximización
de la rentabilidad, en parte a costa del bolsillo de los profesionales
del laboratorio, tiene un costo. Los bioquímicos no pueden
seguir financiando esos rendimientos empresariales. Y esto ya está
pasando.
En algunos sectores del interior de la provincia de Buenos Aires
se están registrando dificultades en la atención de
afiliados a empresas de medicina prepaga cuando se trata, generalmente,
de prácticas complejas por las que las compañías
pagan aranceles que ni siquiera están a la altura de los
costos de los insumos necesarios para esas determinaciones.
Se trata, en definitiva, de una situación que tiende a expandirse
y que es el producto lógico de una política que lejos
está de privilegiar la salud de quienes pagan para ello.
Las empresas sostienen y con razón, que los costos no solamente
están representados por los aranceles profesionales y que
además, últimamente se han ido sumando prácticas
más costosas. Pero también es cierto que esa situación
también comprende a las obras sociales, muchas de las cuales,
es importante reiterarlo, pagan aranceles similares con ingresos
infinitamente menores.
La relación contractual con la medicina prepaga es una de
las aristas de la desfinanciación del sistema sanitario,
un duro y recurrente cuadro con paisajes distintos y siempre dramáticos,
uno de los cuales muestra en nuestro caso, las crecientes dificultades
de muchos colegas para adquirir equipos nuevos cuando durante mucho
tiempo se habían reequipado con entusiasmo y fe. El instrumental
que un día fue de última generación y que costó
gran esfuerzo adquirirlo, hoy es obsoleto y no puede ser reemplazado
y esto, también tiene que ver con la salud de la población.
UNA INSTANCIA JUDICIAL
La Justicia determinó que una empresa de medicina prepaga
deberá atenerse a cobrar solamente 25 por ciento de aumento
a jubilados de una mutual de la dirección de Subterráneos
de Buenos Aires y no el 60 por ciento como pretendía.
La medida fue dispuesta por la sala primera de la Cámara
Nacional de Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal en el caso
planteado entre la Asociación Mutual del Personal de Dirección
de Subterráneos de Buenos Aires 1ro. de Diciembre y la empresa
Galeno Argentina S.A.
La prepaga pretendía aplicar un aumento del 60 por ciento
de su cuota a los afiliados teniendo en cuenta que de un total de
350 asociados, unos 270 son mayores de 65 años y muchos de
ellos son octogenarios.
"A los 80 años no los toma ninguna prepaga. Si no se
planteaba este amparo era condenarlos a no tener más cobertura
de salud", explicó el abogado Alfredo Olivan del estudio
jurídico Dolgiei Stile, Olivan & Asociados.
"El aumento en las tarifas de las prepagas en los planes superadores
eran cercanos al 22 por ciento pero no del 60 por ciento como se
pretendía en este caso", dijo el abogado, quien además
narró que primero se iniciaron acciones de mediación
en la Dirección de Defensa del Consumidor del gobierno de
la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde la mutual ofrecía
pagar un incremento del 25 por ciento y Galeno lo rechazó.
"En ese interín Galeno no sólo rechazó
la oferta sino que mediante carta notificó la suspensión
del servicio y la rescisión del contrato", explicó.
"Ante esta situación se promovió una acción
de amparo ante el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil
y Comercial Federal número 9, secretaría 17, el que
rechazó la mediada cautelar interpuesta", dijo.
Agregó que esa resolución fue apelada y la sala primera
de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y Comercial
Federal resolvió "revocar la resolución apelada
y, previa caución juratoria, hacer lugar parcialmente a la
medida solicitada, ordenando a la demandada (la prepaga) abstenerse
de aumentar más allá de un 25% la cuota de cada afiliado".
Asimismo, la prepaga debe abstenerse de "efectuar cualquier
modificación en la prestación de los servicios médicos,
hasta tanto se dicte sentencia definitiva".
A criterio del abogado, cuando Galeno suscribió el contrato
con la mutual "sabía que era una obra social de gente
mayor" por lo que "me parece inhumano que dejen sin cobertura
a los ancianos", indicó.
Aclaró que el amparo no es definitivo porque se trata de
una medida cautelar y opinó que en la decisión judicial
se hace primar "el derecho constitucional a la salud por sobre
otro derecho".
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