Por Ana María Pertierra
Marcadores bioquímicos para el diagnóstico de preeclampsia
Se trata de factores placentarios relacionados con la angiogénesis que serían indicadores de la disfunción endotelial en esta complicación del embarazo
• Dr. Gustavo Vampa, médico obstetra, miembro de la Sociedad Argentina para el estudio de la Hipertensión en el embarazo (SAHE)
La preeclampsia es una complicación del embarazo que puede llegar a ser grave y afectar tanto a la madre como al niño por nacer. Se caracteriza por hipertensión materna (mayor de 140-90 mmHg) con pérdida de proteínas por la orina (proteinuria mayor de 300 mg/24 hs)) y afecta alrededor del 5% de los embarazos.
Se puede desarrollar a partir de la semana 20 de gestación hasta 48 horas luego del parto y en las formas atípicas hasta los 30 días. Sin embargo, lo más frecuente es que se manifieste después de la semana 32.
Aunque se desconoce la causa, hay evidencias que avalan el rol de ciertos factores angiogénicos como el Factor de Crecimiento Placentario (PIGF, por sus siglas del inglés), y el factor de crecimiento endotelial vascular (VEGF) y antiangiogénicos como las tirosinas kinasas-1.símil-fms solubles (sFIt-1) en el desarrollo de la preeclampsia.
Mientras el PIGF y VEGF son responsables del crecimiento normal de la placenta, a sFIt-1 se lo asocia con el freno de ese crecimiento y aumenta en las últimas semanas de gestación. Se ha demostrado que los niveles plasmáticos de estas proteínas están alterados en mujeres que desarrollan preeclampsia.
En la búsqueda de marcadores más específicos que puedan ayudar al médico obstetra a reconocer un embarazo en riesgo, se han publicado muchas investigaciones tendientes a estudiar proteínas que, mediante un análisis de sangre u orina hecho a la madre, puedan indicar el estado fisiopatológico de la placenta y anticiparse a la aparición de los síntomas.
Hasta el momento se desconoce la fisiopatología de este síndrome que afecta a casi el 5% de los embarazos. Sin embargo, especialistas como Sharon E. Maynard y Ananth Karumanchi del Beth Israel Deaconess Medical Center, de Boston, Estados Unidos, han planteado la hipótesis de que la isquemia placentaria sería un evento temprano que conduciría a la producción de factores solubles que causan la disfunción endotelial y que resulta en los hallazgos clínicos de hipertensión, proteinuria y edema. Estos investigadores, trabajando con animales de experimentación, demostraron que los niveles del factor placentario soluble sFIt-1, que actúa como antagonista de PIGF y VEGF, están aumentados en la preeclampsia y descienden después del parto, y que están asociados con una disminución de los niveles circulantes de los factores de crecimiento placentario como PIGF y VEGF.
Los investigadores proponen que la lesión inicial se debe al fracaso de la invasión de los trofoblastos en la placenta que se ve dañada porque disminuye el pegado de los ligandos en los receptores. Según los especialistas, estos cambios son mensurables antes de que aparezcan los síntomas.
Diagnóstico y seguimiento
FABA-INFORMA consultó al doctor Gustavo Vampa, médico especialista en obstetricia, miembro de la Sociedad Argentina para el estudio de la Hipertensión en el embarazo (SAHE) e integrante del comité científico del último congreso de la FASGO (Federación Argentina de las Sociedades de Ginecología y Obstetricia) acerca del alcance de estas nuevas pruebas que ya se presentan en el mercado en forma de ensayos automatizados.
“Existen preeclampsias atípicas, que constituyen entre un 10 y 20% del total, que cursan sin hipertensión y a veces sin proteinuria. En esos casos sería útil la utilización de estos marcadores bioquímicos”, apuntó Vampa sin dejar de recalcar que “no reemplazan en absoluto la medición de la presión arterial ni el dosaje de la proteinuria”. Y–agregó– a través de estos test se podría saber entre 2 y 5 semanas antes de que se produzcan las manifestaciones qué paciente va a sufrir complicaciones.
Como esta enfermedad sólo se cura con el parto, los especialistas recalcan la importancia de un atento seguimiento de la embarazada y del feto para decidir el momento óptimo del nacimiento. Vampa consideró crucial “el control prenatal lo más temprano posible con una ecografía para determinar exactamente la edad gestacional, controlar periódicamente la presión arterial bajo las condiciones standarizadas, medir proteinuria de 24 horas, evaluar a la paciente mediante estudios hematológicos y pruebas de laboratorio que incluyan microalbuminuria, ácido úrico, conteo de plaqueas y enzimas hepáticas, así como reconocer el estado de salud del feto mediante estudios ecográficos y de flujometría Doppler con el objetivo de alcanzar la madurez fetal”. Y añadió: “ Se trata, en lo posible, que los chicos nazcan después de las 34 semanas de gestación porque antes corren mucho riesgo no solo en lo inmediato sino también de sufrir secuelas neurológicas y enfermedades crónicas como diabetes e hipertensión ”.
La preeclampsia es una de las principales causas de morbimortalidad materna en el mundo. Por cada mujer que muere, 20 sufren alguna discapacidad. En nuestro país la principal causa de muerte materna, que asciende a un 35% , está relacionada con el aborto, mientras que la muerte materna asociada a la hipertensión alcanza a un 10% y es evitable en un alto porcentaje. Las complicaciones más comunes de la preeclampsia para la madre son las convulsiones, la insuficiencia renal, el desprendimiento prematuro de placenta y el accidente cerebro vascular, mientras que el feto puede sufrir retardo del crecimiento, bajo peso al nacer, nacimiento prematuro y hasta muerte fetal intraútero.
Factores de riesgo
¿Qué mujeres tendrían mayor riesgo de padecer preeclampsia?
Aquellas que tienen historia individual o familiar de preeclampsia, o que padecen de hipertensión arterial, obesidad, diabetes, o trastornos inmunológicos. Pero además el riesgo aumenta si es el primer embarazo y según aumenta la edad materna.
“El 50% de las mujeres en las que se diagnostica hipertensión durante el embarazo terminan desarrollando un preeclampsia y un 10% de ellas formas graves”, dijo Vampa.
El primer embarazo puede ser una situación de difícil adaptación para el organismo femenino. “Ser nulípara es un factor de riesgo para preeclampsia”, señaló Vampa y – agregó– que cada 10 diez años de aumento de la edad de la mujer se duplica el riesgo de morir por causas relacionadas al embarazo así como de padecer hipertensión o diabetes.
Prevención
La OMS acaba de emitir un documento con las recomendaciones más importante para esta patología avaladas por sólidas evidencias científicas. En él se recomiendan dos medidas de prevención para la preeclampsia, una de ellas el consumo de 1.5 a 2 gramos de calcio durante todo el embarazo para aquellas mujeres con baja ingesta de ese mineral. El calcio sería protector para ese grupo y reduciría en los casos de alto riesgo un 78% la probabilidad de aparición de hipertensión gestacional. La otra, denominada gold standard, sugiere la administración de bajas dosis de aspirina para las mujeres de alto riesgo.
En el caso de mujeres que en el periparto presenten signos y síntomas de preeclampsia grave, es decir, valores de presión arterial que superen los 160-110 mm de Hg o severas cefaleas, visión borrosa o epigastralgia (dolor de estómago) se recomienda la administración de sulfato de magnesio para evitar las convulsiones y la muerte materna.
Estudios de seguimiento de mujeres que han sufrido preeclampsia han demostrado que tienen mayor chance de padecer a futuro a lo largo de su vida enfermedades cardiovasculares, obesidad, y diabetes. “Los obstetras tenemos la oportunidad única de ver cómo se comporta el metabolismo y el endotelio de la mujer mucho antes de lo que lo verá el cardiólogo y ahí podemos poner en marcha mecanismos de prevención”, sostuvo Vampa. Y–agregó– la mejor prevención de todos los problemas de salud que ocasiona la patología endotelial es educar a las madres en hábitos saludables de alimentación para toda la familia.
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