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Los hábitos occidentales de vida aumentaron las alergias en el mundo
Las que más han crecido en la última década son las alergias alimentarias. Investigadores del CONICET en el Instituto de Estudios Inmunológicos y Fisiopatológicos de la UNLP desarrollan nuevas terapias que modulan el sistema inmune para me jorar la tolerancia al alimento.



Por Ana M. Pertierra

Un grupo de investigadores de la UNLP integrado por bioquímicos, biólogos y biotecnólogos liderados por el Dr. Guillermo Docena trabajan en el tema de enfermedades inflamatorias que afectan al intestino y dentro de ellas están enfocados en el desarrollo de estrategias de modulación de la respuesta inmune en casos de alergias alimentarias. Para ello han diseñado modelos animales de alergia a la leche de vaca en los que han probado con éxito esta inmunoterapia.


• Dr. Guillermo Docena, Bioquímico, Profesor de Inmunología, e Investigador de CONICET en el Instituto de Estudios Inmunológicos y Fisiopatológicos, de la Facultad de Ciencias Exactas (UNLP)

FABAINFORMA entrevistó al Dr. Guillermo Docena, Bioquímico, Profesor de Inmunología, Investigador de CONICET en el Instituto de Estudios Inmunológicos y Fisiopatológicos IIFP, de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata, y Presidente Sociedad Argentina de Inmunología, quien explicó que el principal problema de las alergias es que están creciendo de manera exponencial tanto en incidencia como en la gravedad de sus reacciones, pasando de urticarias leves en la piel o trastornos gastrointestinales a cuadros anafilácticos. Esta situación ha sido objeto de múltiples estudios que han demostrado una relación directa entre factores ambientales y hábitos dietarios, entre otros.

¿Qué diferencia hay entre alergia e intolerancia alimentarias?

Las dos se conocen como reacciones adversas, es decir un individuo que se expone a un alimento y se produce un tipo de reacción anómala. Después, si está involucrado el sistema inmune en esa reacción se trata de alergias alimentarias, y si no participa el sistema inmune se trata de intolerancias. En una alergia a la leche de vaca, el sistema inmune reacciona contra las proteínas (alérgenos) de la leche de vaca; en cambio en la intolerancia a la lactosa (azúcar de la leche), que es muy común, se debe al déficit de una enzima que degrada la lactosa, y ahí el sistema inmune no participa.

¿Cómo reacciona el sistema inmune para generar una alergia alimentaria?

Todo lo que comemos es antigénico porque es de origen vegetal o de otras especies animales y el sistema inmune está bien que se active porque no lo reconoce como propio. Sin embargo, en un individuo normal el sistema inmune, que es muy complejo y muy potente, desarrolla tolerancia para que no se produzca una reacción inflamatoria localizada. Hay ciertos individuos con fallas en el mecanismo de tolerancia oral que pueden hacer una alergia alimentaria, o enfermedad celíaca o enfermedad de Crhon. Un individuo con alergia alimentaria no tiene mecanismo de tolerancia y se desencadena una respuesta inflamatoria.
Y como todo alimento ingresa por vía gastrointestinal tenemos que tener en el intestino un sistema que aprenda que eso es inocuo y necesario. En el intestino está el 80% de las células del sistema inmune de todo el organismo. Los linfocitos B y T están en el intestino para hacer tolerancia contra los antígenos de la dieta y contra la microbiota, porque esa flora también hay que preservarla. Si un microorganismo de la flora intestinal se inyectara en la circulación produciría una reacción inflamatoria, sin embargo en el intestino está tolerado por el sistema inmune y esto es una prueba de la evolución.

¿Qué alimentos son los que con más frecuencia producen alergias?

Eso depende de la región, la edad y los hábitos alimentarios. En el mundo el principal alergeno alimentario es la leche de vaca, porque es lo primero que se consume y se ha visto que lo que dispara la alergia es la exposición temprana. Este tipo de alergia alimentaria se pone de manifiesto en los primeros años de vida porque un chiquito que tiene un sistema inmunológico y un tracto gastrointestinal inmaduros, que todavía no adoptaron los mecanismos de tolerancia, desde el momento de nacer, está enfrentado a las proteínas de la leche. En algunos individuos se resuelve y en otros no, aquellos que tienen la base genética que los hace proclives a tener alergias después van a sufrir de rinitis, asma, eczema, etc
En otros países como los Estados Unidos el maní es importante porque lo consumen desde chicos (manteca de maní, etc). El maní es el alimento más anafiláctico que se conoce, los que son alérgicos y consumen maní seguro van a hacer anafilaxia con riesgo de muerte. En países europeos (mediterráneos) los pescados o las legumbres, en los países nórdicos también el pescado, es decir depende mucho de la dieta.

¿Puede suceder que un individuo sea alérgico al polen con manifestación de asma y rinitis y no lo sea a los alimentos?

Sí, por lo general las alergias alimentarias se dan en los chicos y las otras alergias en los adultos. Sin embargo, cada vez hay más adultos con alergias alimentarias. Está cambiando la presentación, la gravedad de la alergia y la gravedad de los alimentos. Antes no había ningún trabajo que describiera a la leche como alergeno anafiláctico, sin embargo hoy hay cada vez más.

¿Cuál es la prevalencia de alergias alimentarias?

En Argentina no se sabe porque no hay estudios. En el mundo se habla de hasta un 8% de la población pediátrica. Y en adultos se ha visto en las últimas décadas que por cada década se duplican los casos, y en algunos lugares el total de las alergias afecta a casi el 40% de la población. Un dato importante es que en los últimos años en la población pediátrica se ha visto un aumento en la prevalencia de la alergia alimentaria.

¿Cómo se explica este aumento?

La hipótesis que trata de explicar esto, es la hipótesis de la higiene. Este aumento se ha visto en países con hábitos de vida occidental. El sistema inmune tiene dos ramas efectoras las llamadas Th1 y Th2. La población (de linfocitos) Th1 es para la defensa de microorganismos intracelulares (bacterias, virus, etc) y la Th2 para microorganismos extracelulares como parásitos. Se ha visto que la mayoría de las enfermedades alérgicas están mediadas por linfocitos Th2 y todas las autoinmune por linfocitos Th1.
Esas dos poblaciones se regulan entre sí, cuando una se activa la otra se deprime y funcionan como una balanza. Lo que se postula es que en países industrializados o desarrollados, con hábitos de vida occidental, se da un menor contacto con agentes infecciosos por el acceso a mejores vacunas, antibióticos, alimentos procesados industrialmente con mejores medidas sanitarias, que hace que disminuya la exposición a patógenos y que la población de linfocitos Th1 esté deprimida y la rama de linfocitos Th2 aumentada. Entonces en individuos predispuestos se activa el sistema inmune Th2 dependiente.
Sin embargo, se observó que no solo aumentaron las alergias sino todas las patologías autoinmunes, hay cada vez más diabetes, esclerosis múltiple, etc. Esto llevó a reformular la hipótesis de la higiene que explicaría este aumento a partir del descubrieron otra población de linfocitos T, los T reguladores, implicados en la tolerancia.
Los linfocitos T reguladores frenan toda la población Th1 , Th2 y otras poblaciones de linfocitos. Entonces la nueva hipótesis sería que cuando hay fallas en el sistema de los linfocitos T regulatorios, está todo aumentado (Th1 y Th2), y entonces dependiendo de la susceptibilidad genética del individuo puede desarrollar una alergia alimentaria o una enfermedad autoinmune. Lo que hoy se sabe es que la regulación de los linfocitos T regulatorios está inducida por la microbiota. Entonces los cambios en la microbiota hacen que haya cambios en la tolerancia.
Antes,la hipótesis de la higiene decía que la menor exposición a patógenos aumenta las alergias. Ahora reformulada, sería la menor exposición a patógenos y a comensales (los que están en la microbiota) aumenta todas las inmunopatologías. Un menor contacto con la naturaleza explicaría este fenómeno de aumento de estas patologías porque en una década no se puede dar un cambio genético en la población.

¿El trabajo que ustedes desarrollan en el IIFP apunta a buscar una terapia regulando el sistema inmune para mejorar la tolerancia?

Exactamente. Hemos estado trabajando para redireccionar el funcionamiento del sistema inmune para equilibrar esa" balanza desbalanceada". Tenemos dos estrategias, la que aumenta los linfocitos Th1 y la que aumenta los T regulatorios.
La única terapia probada y aceptada hasta ahora es la dieta de restricción o para otras alergias eliminar la exposición al alergeno, pero eso no corrige nada. El riesgo son las exposiciones accidentales tanto del medio ambiente como de los alimentos.

¿En qué consiste el estudio experimental?

Nuestro trabajo está hecho en modelos animales, ratones, que simulan lo que sucede al humano. Desarrollamos un modelo con todas las características de la alergia alimentaria y administramos el antígeno con adyuvantes, sustancias que activan al sistema inmune del mismo modo que en las vacunas. Lo que hemos estado estudiando son adyuvantes pro Th1, que activan el sistema inmune dependiente de Th1 y lo administramos junto al alergeno. La forma de hacer más eficiente el tratamiento es darlo a través de las mucosas, por vía oral, nasal y más recientemente sublingual, porque de esa manera estamos impactando directamente el órgano ( intestino) donde se induce el sistema inmune. Y tiene la ventaja de que se puede administra a bajas dosis. Nuestro modelo es de leche de vaca. El alergeno principal de la leche es la caseína.
Todos los ensayos clínicos con inmunoterapia tienen reacciones adversas y muchas de ellas son anafilácticas y entonces el paciente abandona el tratamiento. Lo que se está estudiando es mejorar las inmunoterapias para minimizar las reacciones adversas.
Nosotros actualmente administramos como un millón de veces menos antígeno por vía sublingual y el riesgo de reacción adversa es mucho menor, inducimos tolerancia en intestino porque todas las mucosas están relacionadas.
Los modelos animales son fundamentales porque permiten hacer estudios histológicos que no se podría hacer en humanos. En ratones no existe la alergia, tenemos que inducirla y una vez convertidos en alérgicos se les hace el tratamiento con distintos protocolos y evaluamos si funcionan bien. Luego se sacrifica el animal y se hacen distintos estudios histológicos, citológicos, dosajes de inmunoglobulinas en suero, etc.

¿De qué modo trabajan en colaboración con el Instituto INTECH de la Universidad de San Martín?

Ellos nos proveen de una proteína que utilizamos como adyuvante pro Th1, aislada de la bacteria Brucella abortus. Ya la habían probado para la elaboración de una vacuna contra la brucelosis y veían que era un muy buen adyuvante para las enfermedades infecciosas y que activaba el sistema inmune pro Th1, por lo que podría aplicarse en alergias alimentarias pero no así en enfermedades autoinmunes.

¿Cómo estos ensayos se pueden trasladar a la aplicación clínica?

La idea es buscar los protocolos más seguros y empezar a probarlo en pacientes. Hemos ensayado esta inmunoterapia con leche entera, con el alergeno, la proteína (caseína) y últimamente con una fracción de la proteína, el péptido que contiene el epitotpe antigénico. Y hemos visto que controlan la alergia en el ratón.
Para que se genere una reacción alérgica el alergeno se une, mediante la Inmunoglobulina E (IgE), a la superficie del mastocito, éste se activa y libera histamina: para que eso ocurra se tienen que unir dos moléculas de IgE de la superficie, por eso el alérgeno es una proteína, una molécula de cierto tamaño que puede "puentear" a las dos moléculas de IgE en la misma célula. Si damos un péptido que es un único alergeno más pequeño esa reacción no sucede, no hay activación celular ni liberación de histamina. Y ese péptido debe cumplir la función de transformar el linfocito T en T regulatorio. De ese modo estamos redireccionando la respuesta del sistema inmune.
Este tipo de inmunoterapia está estudiada en otros lugares del mundo donde se están haciendo ensayos clínicos que todavía no han alcanzado la aprobación para aplicarlos a la clínica.

Síntomas de las reacciones alérgicas a los alimentos



• Respiratorios: rinitis o congestión nasal, estornudos, asma, tos, sibilancia.
• Cutáneos: Inflamación de labios, boca, lengua, cara y/o la garganta, urticaria, erupciones o enrojecimiento, prurito, eczema.
• Gastrointestinales: Dolor abdominal, diarrea, náuseas, vómitos, cólicos, hinchazón.
• Sistémicos: Shock anafiláctico (shock generalizado grave).

 

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