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Prog. de Bioseguridad,Seguridad en Instit. de Salud y Gestión Ambiental.
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Desastres ambientales, análisis de riesgo e imprevisión

“¿Qué puede haber imprevisto para el que nada ha previsto?” Paul Valéry
“Si no espera lo inesperado no lo encontrará...” Heráclito.

Horacio Alejandro Micucci.
Doctor de la Universidad de Buenos Aires – Área Farmacia y Bioquímica.

En el artículo Cambio Global, Políticas de Estado y Bioseguridad, del FABA INFORMA Nº 535 nos hemos ocupado centralmente del Principio Precautorio y sus implicancias ambientales y en las políticas de Estado necesarias.
Parte de esto es la acción ante desastres y, en general, ante eventos indeseados.
En los estudios de seguridad en el trabajo existen dos formas de ver un accidente. Una dice que el accidente es consecuencia de un hecho fortuito que provoca una lesión física o síquica en las personas. Se lo considera fruto del azar (o la voluntad de Dios, según las creencias) y poco queda por hacer. Quienes piensan así creen que el siniestro es inevitable (es el argumento del fatalismo o del riesgo intrínseco a la labor desarrollada). A lo sumo, y esto es lo grave, en esta concepción la víctima suele ser responsabilizada del accidente por impericia o negligencia (llamada legalmente “imprudencia temeraria”) que lo lleva a cometer “actos inseguros”. Tanto es así que a esta concepción se la ha llamado “ideología del acto inseguro“
Pero existe otra concepción. Aquella que dice que el accidente es producto de condiciones de trabajo que se deterioran primero lentamente, luego más rápidamente, para desembocar en un accidente con lesiones. Y aquí aparecen causas, a veces alejadas del hecho, y responsables distintos a la víctima. Son las causas mediatas.
La segunda concepción, además, hace epidemiología del accidente. No se queda en el hecho individual, analiza qué tipo de accidentes le ocurren a qué tipo de personas, en qué lugar y en qué momento, para descubrir -en la multitud de causas y efectos que se concatenan- las razones por las cuales el siniestro o accidente se produce y porqué afecta más a determinados grupos sociales que a otros.
Lo anterior puede ser extendido a desastres ambientales y, en general, a todo evento no deseado que se quiera evitar que ocurra.
En todo plan de seguridad pública ante catástrofes hay, primero, hipótesis de desastres posibles. De la misma manera que en el plano militar hay hipótesis de conflicto. Estas hipótesis se tejen analizando la probabilidad de que un hecho se produzca y la gravedad de sus consecuencias. Es lo que se llama “Análisis de Riesgo”.

El concepto de accidente o evento no deseado

Para una visión científica, incluso el azar (lo fortuito) tiene causas. Y esas causas (que responden a leyes físicas, químicas, biológicas y aún sociales) son muchas, de tal manera que dificultan la predicción del evento pero, sin embargo, puede hacerse un tratamiento estadístico.
Una moneda tirada al aire caerá en cara o seca. Imposible predecir cada tirada. Pero en esa tirada hay infinitas causas para que caiga de una manera u otra: imperceptibles irregularidades de la moneda, efectos de corrientes de aire o de la forma de tirarla. Pero si, en las mismas condiciones, se tira la moneda muchas veces, cuanto mayor sea el número de tiradas más se aproximará la frecuencia a un 50% de caras y a un 50% de secas. Eso es Cálculo de probabilidades.
En algunos casos surgirá, por ejemplo, que las frecuencias (número de veces en que se produce el evento) se corresponden a lo que se conoce como una curva de Gauss, normal o gaussiana. En el pico se encontrará lo que se conoce como Media que es el evento más frecuente y que, en estos casos, tiene la propiedad de dividir el área bajo la curva en dos.
Apliquemos esto a la política ambiental. Tomemos el ejemplo de la frecuencia de una lluvia de determinados milímetros caídos. Habrá una cantidad de milímetros que se corresponden a la Media caída para una zona. En un 50% de los casos lloverá ese valor o menos. Y en otro 50% lloverá más que la Media. Cuanto más sea la caída de agua, menos frecuente será.
Cuando un funcionario responde que una zona se inundó por que llovió más que la Media, sus propias palabras son una declaración de reconocimiento y culpabilidad de que se preparó todo para solamente el 50% de los casos y que se aceptó que iba a haber inundaciones en el 50% restante. Con sus consecuencias, alguien decidió qué pasará con nuestras vidas en función de lo que se llama Costo-Beneficio. Alguien que no nos conoce y para el cual somos un número analizado fríamente.

“Cuando se habla de medio ambiente, se indica particularmente una relación, la que existe entre la naturaleza y la sociedad que la habita. Esto nos impide entender la naturaleza como algo separado de nosotros o como un mero marco de nuestra vida. Estamos incluidos en ella, somos parte de ella y estamos interpenetrados. Las razones por las cuales un lugar se contamina exigen un análisis del funcionamiento de la sociedad, de su economía, de su comportamiento, de sus maneras de entender la realidad.”CARTA ENCÍCLICA LAUDATO SI. Papa Francisco.


En el caso de la prevención de inundaciones, interesan las lluvias de mayor cantidad de milímetros que la Media. En el caso de las sequías se consideran también las menores.
En el primer caso, tomaremos medidas ante lluvias mayores y es una decisión política establecer que riesgo acepto.
Prevenir accidentes como el de Once o Cromagnon implicaba inversiones. La visión económica debe privilegiar al hombre. Ramón Carrillo decía que en el hombre argentino reside la verdadera Nación. Su visión de la Medicina se centraba, entonces, en la prevención.
De nada vale que, en desastres ambientales se hable del cambio climático porque científicamente podemos prevenir ese riesgo aumentado, con mayores medidas preventivas que, desde ya, tienen un costo mayor. Se tratará, entonces, de decidir qué es más costoso: que el evento ocurra o no. Si se decide lo primero, se considerarán aceptables las pérdidas humanas, económicas, etc... La toma de decisiones no es imparcial, ni inocente...
Volvamos a la Curva de Gauss. Se puede calcular un parámetro estadístico conocido como Desviación Estándar. Si tomamos medidas para una lluvia equivalente a la Precipitación Media más una desviación estándar, aceptaremos que seremos desbordados en aproximadamente un 16% de los casos de lluvias; y si nos preparamos para la Media más dos desviaciones estándar estaremos en riesgo de tener lluvias mayores aproximadamente un 2,5% de las veces. Se decide así, el riesgo que se acepta. Riesgo aceptado que implica personas que serán afectadas. Los menores gastos de prevención se harán a costa del riesgo de mayor sufrimiento humano.

Análisis de riesgo y acción ante catástrofes ambientales


El problema de la contaminación ambiental ha llegado a los medios de comunicación. En Argentina, en distintas provincias y ciudades, el hombre común ha empezado a vislumbrar que su vida y la de los suyos está en peligro por variados problemas ambientales. Desde que el caso de Gualeguaychú llegó a las primeras planas de los diarios, se ha extendido esta preocupación. Y varios pueblos y provincias muestran a sus habitantes, hombres comunes, personas casi siempre ignoradas, salir a las calles con sus familias protestando por diversos motivos ligados a la contaminación de su entorno con el consecuente perjuicio para su salud y para la continuidad de sus actividades cotidianas: radicación de industrias contaminantes, deforestación indiscriminada con su consecuencia de inundaciones y desertificación, contaminación industrial de cursos de agua, extensas inundaciones, etc.
¿El sistema de prevención nacional, provincial y local no tenía como hipótesis que algo así ocurriera?. Esto indicaría, al menos, ineptitud por parte de las autoridades.

Una vez que se han analizado las catástrofes posibles, deben existir tres fases a planificar:

1- Fase de prevención. Destinada a evitar que el siniestro ocurra.

2- Fase de acción en la emergencia. Destinada a actuar si, a pesar de lo anterior, el siniestro ocurre, para que las consecuencias sean lo menos graves posibles. Tiene el objetivo de disminuir el número de víctimas actuando con rapidez, con un plan previo, y con el personal y los medios técnicos médicos y no médicos necesarios.

3- Fase paliativa. Destinada a paliar los daños morales y materiales en las víctimas. Incluye la reconstrucción y la rehabilitación.

Y así como hay un concepto restringido de la Defensa Nacional que la limita a los medios militares y un concepto amplio que incluye elementos y personal bélico y no bélico, integrando al personal profesional militar y al civil debidamente entrenado, hay Acción frente a siniestros, ampliada, que debe integrar al personal profesional (desde los bomberos hasta el personal sanitario), la defensa civil organizada y la acción en el lugar de la población, que actúa solidaria y “espontáneamente” (pero con un cierto “entrenamiento previo”).
Establecido un siniestro como hipótesis ya se saben muchas de las consecuencias del mismo, si ocurre. No hay excusa para la imprevisión. Se sabe que tanto en un terremoto como en un descarrilamiento de trenes va a haber un alto número de traumas y contusiones y que en una inundación habrá un menor porcentaje de los mismos, y esto será tenido en cuenta para prever la fase de acción en la emergencia. Asimismo tanto en un terremoto como en una inundación debe preverse, en la fase paliativa, que habrá numerosas personas que se quedarán sin vivienda y este problema se debe resolver con rapidez. Lo mismo respecto a las posibles epidemias posteriores.
Es decir, planteada como hipótesis la ocurrencia de un evento indeseado, hay mucho para hacer previamente. No se justifica que, ante cada inundación, desastre, accidente se recurra en forma permanente a la donación de recursos por la población. La solidaridad es loable e importante pero, a menudo, aparece ante imprevisiones del sistema de acción y para paliarlas.
Los organismos del Estado deben prever, e incluso ensayar la acción planeada previamente, para detectar errores o imprevistos. Lo anterior significa efectuar análisis de riesgos, tejer hipótesis de conflicto, ensayar los planes elaborados para tenerlos aceitados y con un mínimo de errores, en primer lugar para evitar la ocurrencia del evento indeseado y, si ocurre, para paliar sus efectos.
Ha sido frecuente en los recientes desastres ambientales, escuchar el justificativo del cambio climático. En un artículo posterior nos referiremos a los debates y distintas posiciones al respecto. Lo que no es admisible es que se justifique la imprevisión con esta fundamentación. Precisamente, a esta altura del conocimiento del tema, debe ser incluido necesariamente en las hipótesis de conflicto, los análisis de riesgo y los planes de acción previstos.
Si sabíamos que podían ocurrir ¿cómo no los tuvimos como hipótesis de eventos indeseados?. Y si eran hipótesis plausibles, ¿cómo no tuvimos planes de acción previamente elaborados, con el personal y los elementos necesarios?.

¿Sucesos excepcionales, inevitables e imposibles de prevenir, paliar y remediar?

Asistimos a debates sobre el grado de imprevisibilidad de los fenómenos ambientales y la capacidad de respuesta. Y es bueno que los haya porque es necesario evaluar si los desastres ocurridos fueron tan imprevisibles, en qué medida fueron naturales y, aún así, qué se debió haber hecho.
Se ha dicho que la práctica es la madre de la teoría y la aplicación práctica de esas teorías es el único criterio de verdad. En efecto, una teoría (por coherente que sea) si no tiene resultados exitosos en su aplicación práctica, irremediablemente será desechada. Hay que analizar la práctica de lo ocurrido en estos eventos indeseados, para corregir errores, suplir falencias y cambiar personas responsables por acción u omisión.
¿Existe una teoría (o modelo) detrás del cual están las causas de este desastre? ¿O fue un imprevisto e inusitado fenómeno de la naturaleza?.
¿Es incapacidad individual o es incapacidad coherente y consecuente. “Lo esencial es invisible a los ojos” le hizo decir Antoine de Saint Exupery a su Principito. ¿Qué es, entonces, lo esencial en estos casos?.
El que nos ocupa no es sólo un problema científico. Es, también, un problema de política ambiental.
La política es la ciencia, para la ubicación de las causas, y la capacidad de gestión, para la ejecución práctica de las medidas, que tiene por objeto hacer posible lo necesario.

Por la vida de nuestros padres y nuestros hijos. De nuestros hombres y nuestras mujeres. Por nuestros hermanos.

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