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Los 50 años del CONICET
El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), creado por el Premio Nobel Bernardo Houssay, cumplió el 10 de abril 50 años, en los que los 50 investigadores iniciales se proyectaron a unos 5.300 científicos y 5.700 becarios en la actualidad.

Con actos conmemorativos en todo el país y un encuentro en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, el CONICET repasó su historia y homenajeó a Houssay, quien presidió el organismo desde 1958 hasta su muerte en 1971.
Hasta la creación del CONICET "no existía la profesión de investigador científico y la investigación era concebida como un hobby", dijo el presidente del Consejo, Eduardo Charreau.
La figura de la "dedicación exclusiva" fue una de las virtudes esenciales de la creación de la carrera de investigador y la que fundó el rol de investigador de tiempo completo.
Para Charreau, el punto de partida fundamental fue "considerar desde el punto de vista político que la carrera de investigador es una profesión y que de la investigación también se puede vivir".
Al CONICET le tocó "velar por el crecimiento equilibrado de todas las disciplinas científicas pero dar cierta preferencia a la línea que el Estado disponga como necesidad", sostuvo. El organismo realizó un primer llamado en 1961 al que se presentaron 50 científicos, y hoy tiene 127 institutos en los que trabajan 5.300 investigadores, 5.700 becarios y 2.300 técnicos.
El Consejo -explicó- creció "de una manera agresiva en los últimos años como parte de una política que fue necesario implementar de crecimiento de la base científica del país, ya que estábamos atrasados".
Un país que quiera ingresar a la sociedad del conocimiento "tendría que tener tres investigadores cada mil personas económicamente activas y al comienzo de mi gestión había 1,5".
Además, "desde la década del 60 la Unesco estableció en el 1% del Producto Bruto Interno como parámetro mínimo; estamos al 0,4%, por lo tanto tenemos todavía que remar".
Pero en la base científica "sí tomó la delantera y ha venido incorporando 1.500 becarios y 500 investigadores por año, reabrió la carrera de investigador y de alguna forma limitó la inmigración", balanceó.
La tradición marcó que las ciencias biológicas y de la salud, es decir, las biomédicas, marcaran siempre la punta: los tres premios Nobel -Hussay, Federico Leloir y César Milstein- son de esa rama.
"Las otras ramas que la Argentina publica competitivamente son la Química y la Física, y entre las nuevas, está bien desarrollada la biotecnología y la nanotecnología a través de la física y los materiales", describió el responsable del Consejo.
Sobre a las condiciones nacionales que llevaron a la creación del Consejo, Charreau señaló que la coordinación de la ciencia por parte del Estado fue una corriente mundial en los '50 como parte de la posguerra, y la concepción de la necesidad de este tipo de instituciones estaba en el gobierno peronista (1945-1955).
"Fue durante el gobierno de (Juan Domingo)Perón que se crean los institutos científicos como Inti, Inta u otros, e incluso un Consejo Nacional de Investigaciones Técnicas y Científicas que aparece en un Plan Quinquenal, que luego es llevado a Dirección".
Aquel precursor, según Charreau, tuvo alguna misión como hacer un censo industrial y ver cuántos investigadores tenía el país.
Pero recién durante la dictadura de Pedro Eugenio Aramburu es retomada esta prioridad y se formaliza a través de un directorio conformado "por los científicos más prominentes que tenía Argentina".
Houssay y el grupo de la Academia de Ciencias Exactas y la Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias confluyen en esta institución, creando la carrera de investigador y rentando becarios.
Charreau enfatizó que el gobierno peronista "tuvo la idea bien precisa de que la ciencia era importante en el desarrollo de un país pero ese consejo de 1950 no tuvo personalidades importantes que nuclearan al sector científico, que era muy antiperonista".
"A Houssay no le conozco afiliación a ningún partido, pero el haber sido echado de la Universidad por manifiestos en pro de la democracia está marcando que de alguna manera tenía un activismo que otros científicos no tuvieron", consideró.
"Sin duda, el que se movió en el ambiente político por su propia presencia era Houssay, en la Argentina y en Latinoamérica, porque no sólo se le debe la consolidación de la ciencia argentina sino también en Uruguay, Perú, Brasil, donde regó científicos la región".


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