Homenaje a Raúl Santa María
Un faro, un camino, un mensaje. Pequeño homenaje a un gran dirigente
Hay hombres que son como grandes reflectores, que dónde están encandilan con su luz, que tienen un efecto de alto impacto y corto plazo, en la vida de quienes los rodean.
Hay hombres que son como guirnaldas, con luces de colores, que alegran a sus amigos y compañeros, que transforman cada momento en una sonrisa.
Hay hombres que son como los faroles de las plazas, que iluminan un espacio reducido, generalmente con luz tenue, casi temblorosa, que se disipan al llegar la mañana.
Hay hombres que son como faros, que emiten una la luz intermitente durante toda su vida, y esa luz, que aparece luego de breves lapsos de oscuridad, sirve de referencia para el resto de quienes se acercan a ellos, o para quienes en alguna oportunidad pierden el rumbo.
Raúl Santa María era un faro. Aquellos que lo conocimos, que tuvimos la posibilidad de compartir en profundidad sus ideas, sus pensamientos, sus convicciones, sabemos que de todo ellos, siguiendo un hilo conductor, se desprendían un compendio del dirigente que hace crecer a los que los rodean, y por ende a las instituciones de las que son parte.
Esto no se trata, como suele ocurrir, de un homenaje indemnizatorio y grandilocuente, y muchos menos sensiblero. Sino tan solo el acercamiento a detalles de la personalidad de uno de los dirigentes más importantes que forjaron el presente y marcaran sin dudas el futuro de nuestras instituciones.
Aún en contra de su propio beneficio, Raúl sostuvo sutiles declaraciones de principios que le posibilitan a los más pequeños no sentirse menos que los más grandes, que nos pone a todos en una misma línea de largada. Ese sentido de la solidaridad fue su marca registrada.
Si puedo rescatar una virtud como hombre inteligente, elijo una que no es fácil de encontrar. Todos sabemos como consecuencia casi lógica de la más natural ambición, que es lo que queremos. Raúl sabia que es lo que no quería. No todos los hombres lo definen tan claramente en su vida.
No quería que se fuera en direcciones que no estén respaldadas y fundamentadas en objetivos claros y medios concretos. No quería que se mirara solamente a los laboratorios más importantes, sino a todos los laboratorios. No quería varas distintas para medir iguales acciones. No quería una institución fragmentada, sino una institución fortalecida desde la unidad.
Fue extremadamente humano. Vivió casi a la misma velocidad con la que recorrió miles de kilómetros. No se trata de buscar en su recuerdo un ejemplo, ni atisbos de principios infranqueables. Solo rescatar al hombre común que dedicó sus mejores años a trazar un camino, a dejar un mensaje.
Un camino, que si somos inteligentes debemos volver a recorrer y fortalecer. El de la unidad como base indispensable de nuestras fuerzas. No la unidad como discurso sino como acción, como eje central de cada una de nuestras instituciones.
Un mensaje, claro y simple. Los mayores problemas y las mejores soluciones están adentro, no afuera. Si entendemos eso, convertiremos unos en otros. Si podemos reconocernos como causa y efecto de nuestra realidad, podemos modificarla.
Queda un espacio, no vacío, sino sin ocupar. Son dos cosas diametralmente distintas. El espacio sin ocupar es solo una silla. El espacio que no queda vacío, lo completa hoy un entrañable recuerdo y una infinita tristeza.
Un faro, un camino, un mensaje. No es poco legado, no muchos hombres al irse lo pueden dejar.
Claudio H. Cova
Prosecretario – IX Distrito
Dr. Raúl Santa María
22/02/46 – 28/08/10
El pasado 28 de agosto, a los 64 años de edad dejó de existir Raúl Santa María, bioquímico del Distrito X de la localidad de Tres Arroyos. Fue directivo de FABA durante más de 20 años. Actualmente se desempeñaba como presidente de EMSA S.A., empresa de salud destinada a la actividad bioquímica.
Carta de Despedida
Chau Raúl
En Avenida 44, salida de La Plata hacia Bahía Blanca
un auto ya está en 5ta, fuerte
cerca de una esquina al semáforo se le ocurre pasar a rojo
no hay tiempo de frenada y entre los dos coches que esperan
el cambio a verde, pasa el que viene fuerte
toc…toc…
los espejos retrovisores del que pasó y uno de cada uno de los que esperan
dejan de ser útiles….
suerte que nos conocemos las voces…
porque el humo de los cigarrillos no permite que nos veamos.
Hace tanto tiempo Raúl !
y la noche en la ruta, cientos..de noches….
de reuniones en FABA, de tratar de dignificar la profesión
de pasiones, encuentros y desencuentros.
¡Qué linda es la amistad Roberto!
Y el Distrito X y los convenios.
Y Tu Tres Arroyo Raúl.
Y esas parrillas de la ruta
de dudosos dueños y mas dudosos clientes!
Poner chimi a los platos de madera de mil batallas y
pasar el pan !, para acortar la espera….
¿Cuántos años pasaron Alejandro? Como mil !
Y la presidencia de EMSA y la Empresa que debe ser líder
y trabajo y viajes y esperas …
Tantos deseos de ver bien a los hijos, a tus hijos Raúl.
Y no se que me pasa, no me siento bien
y análisis y consultas y marcadores altos.
Y la noticia hace unos meses fue un alarido, un grito de dolor Ana.
Y sufrir y esperar
y creer en los milagros, en la esperanza, en la fe.
Nada valió y el sábado 28, se nos fue Raúl Santa María.
¿Se nos fue?
Cuando un amigo se va…
Vivió a mil por hora, lucho a mil, la pasión a mil, la vida a mil,
Nunca en segunda.
Poner primero antes que nadie el cuerpo.
Y la familia, los amigos, el CAC, la FABA, EMSA.
Respeto… respeto…, hablamos de Raúl Santa María. Hombre.
Cómo duele, cómo se siente, cómo te quiero.
Chau Raúl, abrazo grande.
CUÁNTO DARÍA POR PASAR EL PAN A LA TABLA !
Guillermo Bilder |
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