Investigadores españoles han desarrollado una nueva familia de moléculas fluorescentes con aplicaciones prometedoras en el estudio de las células vivas y la medicina del futuro.
Un equipo de investigadores de los departamentos de Química Física y Química Orgánica de la Universidad de Málaga y del Laboratorio de Dendrímeros Biomiméticos y Fotónica del Instituto de Investigación IBIMA PLATAFORMA BIONAND ha logrado un avance significativo con la tecnología Málaga Signature, que combina la ciencia de los materiales y la biomedicina. Han desarrollado una nueva familia de moléculas fluorescentes con aplicaciones prometedoras en el estudio de las células vivas y la medicina del futuro.
El hallazgo se ha publicado en Advanced Materials, una de las revistas científicas más influyentes del mundo.
El secreto de la luz azul
Así, según evidencia la publicación, el equipo de investigadores ha creado una nueva familia de moléculas fluorescentes que brillan de un modo sorprendente. Lo habitual en este tipo de moléculas es que, al disolverse en agua u otros medios biológicos, pierdan parte de su intensidad o cambien hacia tonos más apagados. Sin embargo, estas nuevas moléculas hacen justo lo contrario: emiten una fluorescencia más intensa al desplazarse su coloración a la región azul del espectro lumínico.
Este comportamiento, que los científicos califican de “contraintuitivo”, es clave porque significa que los colorantes funcionan mejor en medios acuosos como el interior de una célula, algo esencial para aplicaciones biomédicas. En otras palabras, no se apagan cuando más se les necesita, sino que mantienen –e incluso potencian– su brillo en condiciones reales de uso.
Iluminando el interior de las células
El avance cobra todo su sentido cuando se aplica a la biomedicina. Estos nuevos tintes permiten “fotografiar” el interior de las células con gran precisión y sin dañarlas, gracias a una técnica llamada microscopía multifotónica. Este método logra penetrar en mayor profundidad en los tejidos vivos, obteniendo imágenes más nítidas y seguras.
Lo más llamativo es su capacidad para marcar de manera selectiva a las mitocondrias, las conocidas “centrales energéticas de la célula”, responsables de suministrar la energía necesaria para la vida y con un papel clave en enfermedades como el cáncer o las patologías neurodegenerativas.
Los experimentos demostraron que las nuevas moléculas ofrecen una calidad de imagen comparable a la de los fluorescentes, pero con una ventaja decisiva: son más fáciles y económicos de producir. Esto abre la puerta a herramientas de diagnóstico más accesibles para estudiar procesos celulares esenciales y, en un futuro, mejorar la detección temprana de enfermedades.