Madre
hay una sola pero células madre, un montón
En una entrevista
exclusiva, el prestigioso experto argentino José Cibelli
sostiene que investigando el óvulo se puede aprender a producir
células madre a partir de otras células especializadas.
Si la película de Almodóvar pedía "Hable
con ella", el argentino José Cibelli -profesor en la
Universidad de Michigan y uno de los expertos más reconocidos
del mundo en células madre- dice: "Hablemos con el óvulo".
Este diálogo no se hace con palabras sino con esas palabritas
microscópicas que portan las células y que se llaman
genes. El óvulo tiene una capacidad única: si se introduce
en él el núcleo de una célula cualquiera, por
ejemplo de la piel, puede convertirla en una célula indiferenciada,
como si fuese embrionaria: una célula madre. El camino elegido
por Cibelli y otros científicos consiste en averiguar a qué
genes recurre el óvulo para ese milagro y poner en acción,
en otras células, los mismos genes: esto permitiría
tomar células de la piel de una persona -es la apuesta a
largo plazo- para transformarlas en el tejido pancreático
que esa persona necesite para su diabetes, o en el tejido nervioso
que le permitiera mejorar de su Parkinson. En realidad, ya hay un
método, cuya efectividad se probó en los últimos
meses: es la "partenogénesis", donde el óvulo,
sin espermatozoide, se divide a sí mismo y da lugar a células
madre para esa mujer en particular. Claro que este método
sólo es aplicable a las chicas, y así permite imaginar
un futuro donde las mujeres, para siempre jóvenes, verían
a los hombres avanzar hacia la decrepitud. Pero, sin perjuicio de
esos y otros futuros posibles, Cibelli destacó que hay un
presente de hierro: no existe todavía, ni siquiera en primerísimas
fases de investigación, ningún uso terapéutico
de células madre; hay que saberlo porque -advirtió-
ya aparecieron médicos inescrupulosos que ofrecen curaciones
con "células madre".
"Después del caso coreano, la clonación terapéutica
entró en crisis", señala Cibelli.. El "caso
coreano" es el paper de un equipo dirigido por el profesor
Hwang Woo Suk, de la Universidad de Seúl, que en 2004 fue
aceptado por la muy prestigiosa revista Science: el artículo,
que causó enorme impacto, anunciaba que, por primera vez,
habían conseguido la "clonación terapéutica":
la técnica supuestamente utilizada introducía núcleos
de células adultas humanas en óvulos, obtenidos de
mujeres donantes, a los que se les había quitado el núcleo.
Pero a los pocos meses los editores de la revista reconocieron y
denunciaron que el artículo era simplemente un fraude. Los
referís científicos de Science habían sido
engañados. El propio Cibelli había llegado a firmar
en coautoría un artículo previo del equipo de la Universidad
de Seúl, al que había asesorado como experto en partenogénesis.
"Cuando uno entra en una colaboración científica
es siempre de buena fe; uno no imagina que el otro pudiera estar
actuando con deshonestidad", comenta Cibelli, y estima que
el increíble fraude pudo producirse "porque se juntaron:
la ambición personal del director del equipo, la irrestricta
disponibilidad de fondos y quizá cierto rasgo de la cultura
coreana, donde prima un respeto muy grande por el jefe. En mi laboratorio
de la Universidad de Michigan tengo un par de científicos
coreanos que son excelentes, pero tienen demasiado respeto por mí:
yo quiero que el alumno me desafíe permanentemente, que me
señale mis errores".
Lo que agrava la crisis es que los experimentos, en la línea
de la "clonación terapéutica", plantean
un problema ético: requieren la participación de donantes
voluntarias de óvulos, que deben obtenerse por sobreestimulación
artificial del ovario. "Hoy consideramos que no sería
ético someter a mujeres a sobreestimulación ovárica
para experimentos inciertos, que no las tendrán a ellas mismas
como beneficiarias", sostiene Cibelli.
Distinta es la perspectiva de la partenogénesis: "Consiste
en obtener células madre a partir de un óvulo que
no ha sido fecundado. Es posible estimular a un óvulo para
que, sin presencia del espermatozoide, se divida y desarrolle hasta
producir células madre: en los últimos tres meses
se ha demostrado que estas células son ciento por ciento
compatibles con las de cualquier tejido de la misma mujer de quien
procede el óvulo. Esto abre, para las mujeres en edad reproductiva,
la posibilidad de tener células para curar sus propias enfermedades,
cuando los tratamientos hayan sido puestos a punto".
Por otra parte, "la partenogénesis no podría
dar lugar a un embrión: las células se desarrollan
sólo durante unos días y después mueren, pero
ese tiempo es suficiente para que se pueda separar células
madre. No hay ningún problema ético en someter a sobreestimulación
ovárica a una mujer a fin de obtener células para
curar una enfermedad que ella misma sufre".
Maravillas del óvulo
Sin embargo, "el futuro no está ahí: el futuro
es conseguir que el clonado terapéutico mismo se vuelva obsoleto",
sorprende Cibelli. Es que se trata de su actual campo de trabajo:
el proyecto es "tomar células somáticas, por
ejemplo de la piel, y conseguir desdiferenciarlas hasta transformarlas
en células madre". Lograr una especie de viaje en el
tiempo, de modo que el núcleo de una célula tan especializada
como para formar parte de la piel, y de ningún otro órgano,
vuelva hacia atrás hasta transformarse en una célula
propia de los primeros estadios del embrión, una célula
madre.
Para lograrlo, Cibelli y sus colegas cuentan con un dato esencial:
el óvulo, por sí solo, es capaz de lograr ese viaje
en el tiempo: "Si se toma el núcleo de una célula
de la piel y se la fusiona con el óvulo, éste tiene
el poder de hacerlo retroceder a la condición de célula
madre". Lo que busca Cibelli es lo mismo pero sin recurrir
a óvulos reales: para esto hay que averiguar cómo
hace el óvulo para que el tiempo retroceda. Es decir: ¿qué
genes, en especial, funcionan en el óvulo para permitirle
transformar células adultas en células madre indiferenciadas?
"Hace cinco meses, en la revista Proceedings de la Academia
Nacional de Ciencia de Estados Unidos, publicamos nuestro descubrimiento
de que hay aproximadamente 5000 genes que se expresan muy fuerte
y casi exclusivamente en el óvulo", cuenta Cibelli.
El problema es que "5000 genes es demasiado: entonces, mediante
modelos de computación, reducimos ese número a una
lista de 66 genes 'candidatos'", es decir, los que tienen más
probabilidad de ser responsables de la transformación de
células adultas en células madre.
Todo el problema está en saber cuáles son los genes.
La cuestión es con qué genes trabajar. Ahora, que
ya están los 66 candidatos, "los vamos a introducir
y activar en una célula tomada de la piel, para tratar de
que retroceda a célula madre", anuncia el profesor argentino
de la Universidad de Michigan.
Aquí la esperanza a futuro es: "Cualquier persona, a
partir de un trocito de su piel, podría tener su propio banco
de células embrionarias que, llegado el caso, podrían
transformarse en cualquier tejido que necesitara, con la seguridad
de no provocar rechazo, ya que son sus propias células",
resume Cibelli.
¿Y las células madre remanentes de los tratamientos
de fertilización asistida, los famosos "embriones congelados"?
Según Cibelli, tampoco resolverían del todo la cuestión:
"Es cierto que, sólo en Estados Unidos, hay medio millón
de 'embriones congelados' que nadie quiere y que se podrían
utilizar para producir células madre. Pero el cálculo
es que, aunque se consiguieran 1500 líneas celulares distintas,
y esto es muchísimo, por cuestiones de compatibilidad inmunitaria
no le servirían más que al 30 por ciento de la población".
En cambio, si se logra aprender cómo hace el óvulo
sus maravillas, cada persona podría, si se desarrollan estas
terapias, reponer los tejidos de su páncreas, de su riñón.
Terapia con madre trucha
"La gente debe saber que todavía no existe, en ninguna
parte del mundo, ningún ensayo clínico en seres humanos
sobre terapias a partir de células madre -subraya el investigador
José Cibelli-: esto es muy importante porque ya aparecieron
profesionales sin escrúpulos diciendo que ellos pueden obtener
células madre y usarlas para curar. Eso es mentira."
Todas las esperanzas que suelen enunciarse -tratar la diabetes,
el Parkinson, el Alzheimer y muchas otras enfermedades- no son más
ni menos que expectativas, suficientemente sólidas como para
que se estén invirtiendo muchos millones de dólares
en investigación, pero a largo plazo.
Es que las células madre en sí mismas no curan nada:
las terapias de la esperanza requieren que puedan a su vez ser transformadas
en los tejidos deseados. "Una de las principales dificultades
será garantizar que el tejido obtenido a partir de células
madre, supongamos, neuronas para el Parkinson, se haya diferenciado
específica y absolutamente en ese sentido, sin ningún
margen de error", señala Cibelli.
De todos modos, en previsión de ese futuro todavía
incierto, ya se están creando, "en distintos lugares,
bancos de células madre, obtenidas por distintos métodos,
que debieran ser administrados por el Estado". Cibelli mismo
es director asociado del Banco de Líneas Celulares de Andalucía:
"España -comenta- tiene la legislación más
avanzada del mundo en la materia".
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